'Acabas en Marte'
El cáncer de mama de Schoger — llamado carcinoma lobulillar infiltrante o invasivo — regresó 15 años después de su diagnóstico y tratamiento original.
“Crees que vas a volar a Chicago y a aterrizar en su aeropuerto, pero acabas en Marte”, dijo sobre el diagnóstico de cáncer de mama metastásico que recibió en abril de 2013. “No es bien sabido que se puede tener una recidiva tardía. Incluso hubo una enfermera de oncología que a los ocho años me dijo ‘uy, estás curada’”.
Los médicos de Schoger usaron todo lo que tenían a su alcance para tratar el cáncer después de su diagnóstico inicial: mastectomía, quimioterapia, radiación y el medicamento tamoxifeno a diario, una forma de terapia hormonal (o endocrina) diseñada para cortar el suministro de “combustible” de su cáncer de mama que presentaba receptores de estrógeno (ER+).
Sin embargo, con el cáncer de mama metastásico, la filosofía de tratamiento es distinta.
“Cuando se trata del cáncer primario, dicen ‘vamos a usar toda la artillería pesada. Vamos a conseguir la remisión permanente’”, dijo. “Pero, cuando se trata del cáncer de mama metastásico, se usa lo menos posible del tratamiento para obtener el mayor efecto. Lo que se intenta es estabilizar la enfermedad”.
Para Schoger, eso significa un inhibidor de la aromatasa (IA) a diario, que suspende la producción de estrógeno aún más, para que el cáncer “no tenga combustible”, junto con una infusión mensual de Xgeva, un medicamento que fortalece los huesos, diseñado para combatir los efectos secundarios “destruye-huesos” del tratamiento con IA.
Schoger dijo que continuará recibiendo este tratamiento hasta que deje de funcionar. Luego, al igual que la mayoría de los pacientes con cáncer de mama metastásico, probará otro tratamiento.
“Con la metástasis, habrá momentos en los que respondas bien al tratamiento y la enfermedad esté estable”, dijo. “Y, luego, habrá un período aterrador de progresión del cáncer. Después, habrá un nuevo tratamiento, un tiempo de estabilidad de nuevo, y luego —¡bum! — progresión. Y es como si todo se cayera cada vez que eso sucede”.
“Ninguna de nosotras sabe hacia dónde se va a dirigir nuestra enfermedad”, dijo Schoger, quien ha perdido muchas amigas a causa del cáncer de mama metastásico. “Todas esperan durar el mayor tiempo posible con la primera terapia recibida. Pero algunas mujeres tienen una enfermedad agresiva y pasan rápidamente de una terapia a otra”.
De 'estar curada' a estadio 4
Otras, como Teri Pollastro, una paciente de Seattle de 54 años de edad en estadio 4, responden sorprendentemente bien.
Diagnosticada con carcinoma ductal in situ (CDIS) en estadio temprano en 1999, Pollastro se sometió a una mastectomía, pero no recibió quimioterapia, radiación ni tamoxifeno, debido a que su cáncer no tenía receptores de estrógeno (era ER-).
“Mencionaron la gran C, me dijeron que estaba curada”, dijo. “Cada vez que regresaba a consulta con mi oncólogo, él ponía cara de impaciencia cuando yo le hacía preguntas”.
En 2003, Pollastro se cambió a Seattle Cancer Care Alliance donde la atendió la Dra. Julie Gralow, oncóloga e investigadora clínica especializada en cáncer de mama en el Fred Hutchinson Cancer Research Center. La Dra. Gralow descubrió que el cáncer de Pollastro se había metastatizado al hígado.
“Mi esposo y yo estábamos en shock”, dijo Pollastro de su diagnóstico de cáncer de mama metastásico. “No es normal que pase una de estar curada a estadio 4”.
Pollastro inició tratamiento con Herceptin, un tipo de inmunoterapia para mujeres con cáncer de mama metastásico positivo para el factor de crecimiento epidérmico humano (HER2), y recibió seis meses de quimioterapia.
“Me sentí mejor de inmediato con el tratamiento”, dijo. “Pero el problema es que dejó de funcionar. Eso es lo que puede esperar uno con el cáncer de mama metastásico. Siempre queda un poco de cáncer residual y comienza a propagarse”.
Además, junto con el cáncer de mama metastásico, también tuvo que enfrentar muchas ideas erróneas respecto a su enfermedad.
“Para comenzar, las personas no entienden el significado de la palabra metastásico”, dijo. “Me decían ‘oh, ¿ahora tienes cáncer de hígado? ¿Cómo pudo suceder? ¿No pasa primero al otro seno?’. Y cuando les decía que estaba en estadio 4, les daba lástima, se mantenían alejados o me veían un año después y pensaban que era un fantasma. No podían creer que estuviera viva”.
A la madre de dos hijos, de Mercer Island (Washington), quien a menudo asesora a pacientes recientemente diagnosticadas, a veces incluso se le dificulta relacionarse con las sobrevivientes de cáncer de mama en estadio temprano.
“Ellas suelen decir ‘hice esto’, ‘hice aquello’ y ‘vencí el cáncer’, y piensan que van a estar bien, y pienso ‘bueno, yo también pensaba así’”, dijo. “O las personas me preguntan ‘¿no te preocupa toda la radiación que estás recibiendo de las pruebas por imágenes?’, y pienso ‘¿estás bromeando? ¿Crees que tengo otra opción?’”.
Nuevas terapias dirigidas
Sin embargo, aunque sea lento, a medida que se aprueban nuevos tratamientos, los pacientes con cáncer de mama metastásico están comenzando a tener más opciones.
La Dra. Gralow dijo que el Proyecto del Genoma Humano ha permitido un entendimiento mucho mejor del cáncer de mama con todos sus subtipos y patrones de comportamiento. Las terapias ya no consisten en “un método universal”, sino que se dirigen a cada subtipo de cáncer.
“Todavía nos queda mucho camino por recorrer y seguimos perdiendo demasiadas mujeres … pero, para una paciente diagnosticada con recidiva metastásica, ahora hay mucha más esperanza, que la que había hace 20 años, de tener muchos años de vida de buena calidad”, dijo.
Un nuevo medicamento, Perjeta, ha demostrado ser muy prometedor cuando se administra junto con Herceptin y quimioterapia, al aumentar las tasas de supervivencia en pacientes con cáncer de mama metastásico positivo para HER2 por casi 16 meses.
“Eso es significativo”, dijo la Dra. Gralow. “Si consulta uno los libros de texto antiguos, solíamos pronosticar que esas personas vivirían un año o, a lo mucho, quizás dos. Y si la paciente era positiva para HER2, el tiempo era mucho más corto”.
Pollastro, que estuvo en tratamiento con Herceptin por siete años, también se ha beneficiado de nuevas terapias. En 2004, participó en un estudio clínico de vacunas realizado por la Dra. Nora Disis del Fred Hutch y también recibió radioterapia dirigida en un centro de tratamiento oncológico en Rochester (Nueva York). En consecuencia, actualmente se le clasifica como paciente en remisión completa (NED por sus siglas en inglés, No evidence of disease).
Sin embargo, todavía es cautelosa con el uso de la palabra “curada”.
“Cuanto más tiempo pasa, menos preocupada me siento”, dijo. “Pero siento como si me hubiera subido a los caballitos del carrusel y sigo esperando a que se detenga. He perdido a muchas amigas y eso me hace sentir mal. Siento un poco de “culpa de sobreviviente”. Pero es como el juego de las sillas. Me sigo preguntando ‘¿cuándo me voy a quedar sin silla?’. Hasta el momento, he tenido suerte”.
Schoger, cuya enfermedad se ha estabilizado, pero no ha desaparecido por completo, dijo que también se siente afortunada.
“Me siento como si estuviera viviendo la buena vida”, dijo. “Ahora no estoy recibiendo quimioterapia, sino terapia endocrina, y está disminuyendo el tamaño del tumor y aliviando los síntomas”.
En cuanto al estigma en torno al cáncer de mama metastásico, hay indicios de que eso también está comenzando a disminuir, gracias al trabajo de los defensores.
“Hasta donde puedo recordar, este es el primer año que he visto informes de los medios de comunicación que han incluido mujeres con metástasis”, dijo Schoger. “Además, el informe de la MBA Alliance fue muy explícito sobre cómo la narrativa de la supervivencia ha ocultado los problemas de la comunidad de pacientes con cáncer metastásico. Si una alianza de organizaciones de lucha contra el cáncer de mama se pone de pie y hace esa declaración tan fuerte, eso es un avance fenomenal. Es un gran paso en la dirección correcta”.
*Nota del editor: Jody Schoger murió de cáncer de mama metastásico en mayo de 2016. En sus propias palabras, finalmente “terminó el tratamiento”.
This story was translated from the original English by the Academy of Languages Translation and Interpretation Services, with editing led by Adriana Nodal-Tarafa.