This story was published in English on February 21st, 2024.
A pesar de la mejora de los tratamientos y del aumento significativo del número de supervivientes, el cáncer de mama sigue siendo un problema grave de salud pública. El riesgo de recurrencia del cáncer de mama es especialmente importante para las personas que sufren otros problemas de salud como la obesidad, el síndrome metabólico y niveles desequilibrados de glucosa, insulina y testosterona en sangre. Sin embargo, como dice el refrán, "somos lo que comemos", sobre todo en lo que respecta al cáncer de mama. Resulta bastante sorprendente ver la claridad con la que la investigación actual nos muestra que lo que hay en nuestros platos puede reducir significativamente los factores de riesgo asociados a este cáncer. Seguir una dieta abundante en alimentos de origen vegetal no sólo puede regular nuestros niveles de insulina y mejorar el control de la glucosa, sino también mantener un equilibrio más saludable de los lípidos sanguíneos, reduciendo significativamente los riesgos asociados al síndrome metabólico y al cáncer de mama.
En un comentario reciente que se publicó en Clinical Cancer Research y escribió la Dra. Anne McTiernan, profesora de epidemiología de la División de Ciencias de la Salud Pública de Fred Hutch, se analiza la relación de la dieta con los resultados del cáncer de mama. Resume y critica los hallazgos del ensayo DIet and ANdrogen (DIANA-5) [Dieta y Andrógeno], concentrándose en los efectos sobre la recurrencia del cáncer de mama de una intervención de 5 años que involucró el estilo de vida y la dieta mediterránea, comparada con el control. En el ensayo participaron más de 1 500 mujeres con cáncer de mama en estadio I-III, a las que se animó a adoptar una dieta mediterránea rica en verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, aceite de oliva y pescado, y baja en carnes rojas, lácteos y dulces, y a realizar 30 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada. El nivel de cumplimiento con la intervención nutricional y con la rutina de ejercicios se midió al inicio y al cabo de un año.
El estudio DIANA -5 reveló que, a lo largo de cinco años, no hubo ningún efecto general de la intervención sobre las tasas de recurrencia del cáncer de mama. Sin embargo, un análisis adicional basado en el nivel de adherencia a la dieta mostró algunos detalles interesantes: las mujeres en el tercil superior de adherencia a la dieta medida al cabo de un año tuvieron una reducción del 41 % en su riesgo de reaparición del cáncer, en comparación con las que no mantuvieron la dieta. Esta información resulta especialmente interesante si tenemos en cuenta una reciente revisión sistemática de más de 20 patrones dietéticos distintos. Esta revisión reveló que las dietas abundantes en verduras, frutas, cereales integrales y pescado, a la vez bajas en grasas saturadas, carnes rojas, alimentos procesados y azúcares, están relacionadas con una menor probabilidad de recurrencia del cáncer de mama. La revisión sugiere que un modesto aumento de la ingesta de isoflavonas, apenas 2 mg al día, podría reducir las muertes específicamente relacionadas con el cáncer de mama en un 17 % y disminuir las probabilidades de recurrencia en un notable 25 %. Estos compuestos vegetales pueden imitar los efectos de los estrógenos u oponerse a ellos, lo que ofrece nuevas perspectivas para comprender el papel de la dieta en el tratamiento del cáncer. Aunque las investigaciones indicaron que determinados patrones dietéticos pueden reducir el riesgo de mortalidad por todas las causas y por otras causas en mujeres con cáncer de mama, el número limitado y el tamaño pequeño de estos estudios, así como la diversidad de los patrones dietéticos, hicieron imposible sacar conclusiones firmes sobre qué patrón dietético reduce el riesgo de mortalidad o recurrencia del cáncer de mama en específico.
Los resultados de DIANA-5, que muestran un mayor efecto del mejor cumplimiento con la dieta, plantean la interrogante de si la eficacia reside en la propia dieta prescrita o si existen diferencias entre las personas que cumplen con la dieta y las que no. La Dra. McTiernan señala que la "dieta saludable" prescrita en DIANA-5 no era un plan nutricional rígido, sino un conjunto de recomendaciones, quizá demasiado laxas para influir significativamente en la dieta, el peso y, en consecuencia, la recurrencia del cáncer. Por consideraciones éticas, tanto el grupo de tratamiento como el de control recibieron las recomendaciones de prevención del World Cancer Research Fund (WCRF) [Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer] y del Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (AICR por sus siglas en inglés). Esta coincidencia dio lugar a cierta mezcla de efectos entre los grupos, evidente en la pérdida media de peso y los cambios positivos en la alimentación observados en el grupo de control a lo largo de los cinco años.
Las interrogantes clave sobre la dieta y el pronóstico del cáncer de mama, como qué alimentos consumir o evitar, la necesidad y el alcance de la pérdida de peso, y el efecto del ejercicio, siguen sin resolverse. Aunque no se ha identificado una dieta definitiva para quienes sobreviven el cáncer de mama, una recomendación general es comer más verduras, frutas, cereales integrales y legumbres y reducir los alimentos procesados, los azúcares añadidos, las carnes rojas y las bebidas azucaradas para obtener mejores resultados de salud. Si el ejercicio se considera adecuado por sí solo, los ensayos controlados aleatorizados deberán determinar el efecto de las diferentes cantidades y tipos en los resultados del cáncer de mama. Para responder parte de estas preguntas, la Dra. McTiernan y su equipo están probando actualmente los efectos del ejercicio de intensidad moderada en los biomarcadores de pronóstico en mujeres con cáncer de mama: el ensayo, Acute Effects of Exercise in Women (ACE) [Efectos Inmediatos del Ejercicio en Mujeres], utiliza varios recursos del Consorcio (CDS, Centro de Prevención, Procesamiento de Muestras) e incluye una colaboración con el laboratorio Gujral. Esto introduce una nueva dimensión en la investigación, centrándose en los posibles beneficios del ejercicio independientemente de la dieta.
Este estudio recibió apoyo de la Breast Cancer Research Foundation [Fundación para la Investigación del Cáncer de Mama].
La Dra. Anne McTiernan, integrante del Fred Hutch/UW/Seattle Children's Cancer Consortium, contribuyó a este trabajo.
McTiernan A. (2023). Diet Matters in Breast Cancer Prognosis:Clinical cancer research: an official journal of the American Association for Cancer Research, 10.1158/1078-0432.CCR-23-3195. Publicación anticipada en línea (en inglés). https://doi.org/10.1158/1078-0432.CCR-23-3195
Este artículo fue traducido de la versión original en inglés al español por Ángela María Carvajal con la revisión de Adriana Nodal-Tarafa en coordinación con las escritoras actuales Joselyn Landazuri y Annabel Olson.