El Dr. Stoddard dijo que las meganucleasas también pueden concentrarse con mayor precisión que CRISPR en sus genes objetivo. A CRISPR se le conoce por sus efectos "fuera del objetivo", es decir, porque corta el gen incorrecto. La ventaja de CRISPR es que se puede diseñar más rápido, mientras que fabricar las meganucleasas requiere más esfuerzo.
“Fabricar un nuevo CRISPR puede llevar un día. Se necesitan aproximadamente tres meses para fabricar una meganucleasa", mencionó el Dr. Stoddard.
Sin embargo, los hechos demuestran que al equipo de Jerome Lab le sobra paciencia. Su trayecto de 10 años mostró el potencial de la terapia génica para eliminar el herpes. Sin duda, en el camino que les queda por delante también se necesitará mucha paciencia y perseverancia.
La Dra. Aubert mencionó que, para ella, eso es natural.
"A mí, personalmente, no me gusta dejar las cosas sin terminar. Yo soy así", dijo.
La investigación contó con el apoyo de la Fundación Caladan y los Institutos Nacionales de Salud. Cellectis SA, con sede en París, proporcionó las meganucleasas que se utilizaron en los experimentos del artículo de Nature Communications mencionado.
Nota: El equipo científico de Fred Hutch participó en el desarrollo de estos descubrimientos, y es posible que Fred Hutch y las personas que integran su equipo científico se beneficien económicamente de este trabajo en el futuro.
This story was translated from the original English by Adriana Nodal-Tarafa with editing by Sergio Enciso.